Que levante la mano quien haya estudiado alguna vez un idioma con una app.
¿Has alcanzado un nivel aceptable del que poder sentirte orgulloso? ¡Genial!
Ahora, levanta la mano si te pondrías muy nervioso si alguien se dirigiera a ti ahora mismo y te dijera:
“Cruza esta puerta y sobrevive a la entrevista de trabajo más importante de tu vida en alemán”.
“Habla con los padres de tu pareja en español y dales una buena primera impresión que nunca puedan olvidar”.
“Es una emergencia, tienes que explicárselo todo al médico… ¡en francés!”.
¿Horrorizado? ¡Exacto!
Las apps son herramientas fantásticas con una hermosa misión: acercar la educación a todos nosotros. Pero después de estudiar con ellas durante tanto tiempo, ¿no deberías ver mejores resultados? Sé sincero contigo mismo. Incluso si has aprendido nuevas palabras, has conseguido comprender una o dos cuestiones gramaticales o saludar a alguien, ¿estás realmente satisfecho?
A veces la solución está en volver a lo básico. Descubre cómo el invertir en un profesor de idiomas logrará darte impulso y llevarte adonde quieres estar. Que, como sabes, no es a ser capaz de pedir torpemente una taza de café.
Los profesores realmente reaccionan ante las cosas que dices y haces.
A no ser que tu idea de un encuentro emocionante sea una velada con Siri, tendrás un problema si aprendes con apps. El estudio de un idioma depende también de las reacciones, el lenguaje corporal, el tono, la comunicación no verbal. Y, por supuesto, los profesores tocan todos esos puntos. Ríen contigo. Lloran contigo. Cambian de tema, te piden que “repitas eso”, cuentan bromas y te dejan que los interrumpas. Y, sobre todo, los profesores ven esa carita tuya sonrojándose cuando te quedas en blanco y sonríes nervioso. Admitámoslo, ¡es adorable!
Los profesores alcanzan el objetivo de inmediato.
Los profesores están entrenados para poder evaluar cuidadosamente tu nivel, detectar tus puntos débiles y tus puntos fuertes en segundos. No te harán repetir un vocabulario que ya sabes y que te resulta aburrido, como ocurre con muchas apps. Los contenidos están preparados solo para ti, incluso las clases grupales se adaptan a los estudiantes que participan en ellas. ¡Imagina el tiempo que te puedes ahorrar centrándote solo en lo que no sabes! Lo cual nos lleva a…
Los profesores hacen que sea útil.
¿Sabes lo que nunca hará un profesor? Enseñarte la palabra “electro-pulpo”. Porque nadie dice “electro-pulpo” ni ninguna otra palabra absurda que nunca usarás en la vida real. Un profesor competente hace de tus objetivos su prioridad. Comienza la clase sabiendo justo por dónde atacar. Las apps ofrecen contenidos organizados por temas, pero no te enseñan a ti —y solo a ti, con tus sueños personales y tus necesidades— a dominar lo que quieres dominar.
¡Los comentarios de los profesores son música para tus oídos!
Juguemos a un juego. Mira estas dos felicitaciones y adivina cuál es de una app y cuál de un profesor. La primera es: “¡30 días! ¡Buen trabajo! ¡Sigue así!”. La número dos es “Está genial, Jamie. Me encanta ver cómo has mejorado tu pronunciación en estas dos semanas, y que sigues siendo tan expresivo y entusiasta. ¡Aunque este tema fuera nuevo para ti!”.
Y ahora, pregúntate: ¿Cuál preferirías recibir? Claro. Tu cerebro solo puede recibir felicitaciones que aparecen formuladas siempre igual un cierto número de veces. Después empieza a hacerse insensible a ellas. Eso no ocurre con los profesores, que te dan un feedback personalizado.
Los profesores te dirán la verdad, aunque duela.
Demasiado a menudo, las apps tratan a los estudiantes como a niños. Puntos, recompensas, personajes animados. Eso no es negativo, ya que todos necesitamos algo de diversión para animar nuestra educación. Pero los profesores siempre te piden más cuando saben que puedes dar más. Anteponen tu aprendizaje a todo lo demás, y por eso pueden darte un feedback negativo. Un profesor te dice exactamente lo que tienes que mejorar, para cuándo y cómo puedes hacerlo. Naturalmente, te tomarás más en serio estas críticas porque vienen de un profesional, y no quieres fallarte a ti mismo ni a tu profesor.
Los profesores te hacen ser responsable.
Es cierto, las apps suelen enviar notificaciones recordándote que estudies. Pero lo más probable es que las borres inmediatamente y sin ningún tipo de remordimiento. Por otro lado, los profesores esperan tu asistencia (en persona u online) y tu compromiso. Es más probable que trates de hacerlo mejor delante de un profesor que cuenta contigo que pulsando teclas. ¿Cuándo fue la última vez que trataste de agradar a una app?
Los profesores realmente explican.
Las apps pueden explicar reglas gramaticales y por qué una respuesta es correcta o equivocada. ¿La diferencia? Un profesor te lo explica dos veces. Tres veces. Cincuenta. Y si todavía no lo entiendes, lo reformula, da diferentes ejemplos, te ofrece materiales útiles. Se asegura de que lo entiendes antes de seguir avanzando. ¡Si eso no es dar prioridad a tus necesidades…!
Los profesores te hacen hablar desde el primer día.
Algunas apps son fantásticas para ayudarte a mejorar tu pronunciación y hacerte una idea de cómo suena ese idioma. ¡Está genial! Pero los profesores te harán hablar. La vergüenza, la timidez o las dificultades de la vida real pueden vencerse hablando de verdad. Esto nos lleva de nuevo a la importancia de la comunicación no verbal. También a cómo el tono, el lenguaje corporal y las emociones pueden influir en la eficacia de tus conversaciones. ¡Solo hablando habitualmente conseguirás dominar todo esto!
No hay duda de que las apps se han hecho un hueco en nuestros corazones. Nos permiten aprender cosas interesantes todos los días y practicar libremente. Pero pensar que las apps son la única herramienta para aprender un idioma puede ser fatal para tu evolución. No pierdas de vista la única cosa que de verdad importa: ¡tu éxito!
Haz un hueco para los profesores en tu estrategia de aprendizaje. Y, cuando lo hagas, no digas que no te lo advertimos: ¡tendrás una sonrisa de oreja a oreja cuando veas tu evolución en tan solo un par de semanas!